“Un laptop por niño”: Yo tengo un Negroponte de 100 dólares
Enclavada en pleno Cerro Alegre está la casa de Eduardo Silva (26), el primer y único chileno que posee el famoso laptop del proyecto educativo que Nicholas Negroponte, del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), impulsa.
A Eduardo le encanta el puerto y no piensa salir de aquí. Estudió ingeniería informática en el DUOC, de Viña, porque en Valparaíso sólo lo daban de noche. Era lo suyo: confiesa que programa desde los 15 años.
Da la bienvenida detrás de una puerta angosta y larga, tan típica del puerto.
En las paredes de su cuarto un poster de Linux, otro de Karate, un peluche de Tux, el pinguinito símbolo del sistema operativo libre. Desde que su hermano informático le trajo unos discos con Linux nunca más lo dejó.
Acá hay sobrepoblación de chips. Un computador de escritorio, un notebook Acer, el computador de sus padres (el único con Windows) y en la mesa la joya, el laptop.
Verde, blanco y con antenitas. Tan verde como el helado de menta. Hasta el transformador es verde y se puede ver a 100 metros de distancia.
Este es el laptop que muchos pensaron que sólo quedaría en el proyecto. Ahora materializado se sabe que en un principio su precio rondará los US$ 140, aunque como el “Teatro a mil”, aun conserva su antiguo nombre.
No lo compró. Se lo mandaron porque él, desde este cerro del puerto, escribe líneas de código para el proyecto de Negroponte.
Postuló a un programa de Google llamado “Summer of code”. En su segundo intento lo aceptaron para trabajar en una de las “fundaciones”, justamente era la de OLPC, “One Laptop per child”.
“La idea de Google es que en vez de ganarte unos pesos trabajando de mesero, ocupes tus vacaciones creando código para ellos. Aprendes un montón y te pagan bien”, dice.
En los tres meses de trabajo ganó US$ 4.500.
Así dio vida a “Memphis”, un programa para el “Laptop de US$ 100” que mide el rendimiento de un determinado proceso. Si se ejecuta el navegador, por ejemplo, muestra cuánta memoria y capacidad de procesamiento usa, todos esos datos se pueden obtener en un informe que sirve a los desarrolladores para saber si su software “consume muchos recursos”.
Terminado el programa Google of Summer, decidió seguir colaborando con OLPC. Así lleno formulario, tras formulario, primero para que le mandaran una placa madre de prueba y, luego, el verde protótipo.
Ambas piezas de hardware están en su casa para las pruebas que debe realizar. Ahora crea un programa llamado “Developer Console”, que permitirá que desarrolladores cuenten con una herramienta de prueba dentro del mismo laptop de US$ 100.
Disiente con el Gobierno por no haber traido el laptop al país. “Creo que primaron otros intereses. El Gobierno ha suscrito acuerdos con Microsoft en el tema educacional, por lo que no es fácil para ellos decir que sí a este proyecto”, dice.
Eduardo no quiere ser estrella por tener un laptop especial. Quiere traspasar la experiencia para que jóvenes como él sepan que hay cientos de oportunidades de trabajo y aprendizaje esperando ser aprovechadas.
One laptop per child:
www.laptop.org
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